Una de las actividades más accesibles para todos y que tan solo requiere la necesidad de un calzado adecuado es caminar. Estas características, sumado a su sencillez y que apenas supone riesgos, lo convierten en una actividad ideal para las personas mayores.
Hoy en día, más de la mitad de las personas mayores de 65 años pasan la mayor parte del día sentados, hábito perjudicial para su salud. La inactividad física no sólo produce sedentarismo y obesidad, sino que también puede promover el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, hipertensión arterial y diabetes.
Muchos son los beneficios que produce esta actividad, entre los que se encuentran los siguientes:
- Incremento de la resistencia
- Mejora en la captación de oxígeno
- Aminoramiento de la acumulación en el organismo de las reservas de grasa
- El corazón se vuelve más eficiente, previniendo enfermedades coronarias
- Reduce la tensión arterial
- Control de la glucosa en sangre
- Ayuda a la liberación del estrés y la depresión
Todos ellos benefician a todo el sistema orgánico-funcional y al muscular, además de ayudar a la mejora de la postura.
A la hora de caminar, es recomendable no prorrogarlo más allá del tiempo que pueda resistir, la constancia le permitirá ir ampliándolo. Asimismo, si no se siente seguro, puede ir acompañado y tratar de hacerlo en terrenos que se sienta más confortable y con ayuda de bastones si lo precisa.
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